Buena
Discursos en crisis
Por Rodrigo Seijas
En Aurelia Norte hay toda una construcción que se va dando a partir de diversas confrontaciones, entre personajes, discursos, lenguajes, estilos, espacios y tiempos, en ese microcosmos que es el pueblo que le da título a la obra y que está representado en la pequeña sala –pero aprovechada al máximo- de Timbre 4. En esos choques casi permanentes, con una armonía que se quiere sostener a toda costa, pero que está irremediablemente condenada a estallar y extinguirse, es donde el texto encuentra tanto virtudes como falencias.
Aurelia Norte es, principalmente, una obra sobre los discursos, la forma en que se van constituyendo en herramientas de poder y dominación, cómo son capaces de ser aceptados, incorporados, naturalizados e institucionalizados, y cómo, cuando son interpelados o cuestionados, intentan mantenerse en lo más alto a toda costa, incluso autoconvenciéndose de que sus mentiras son verdades. En este caso, son la religión y la política los que quedan en el ojo de la tormenta, literalmente: es que todo se sacude a partir de la vuelta al pueblo de una joven, Mariana, que trajo una temporada de lluvias que no para desde hace semanas. Los líderes espirituales afirman que “tiene el oscuro metido en el cuerpo” y que debe ser sometida a una “depuración cromática” –algo así como un exorcismo- de carácter público, porque si no todo puede quedar bajo el agua. En el medio, lo que se irá apreciando es toda una cadena de abusos, silencios y complicidades, donde lo espiritual y lo político establecen una alianza no precisamente santa, y que incluso se ve respaldada por esa otra entidad tan omnipresente en la vida humana que es la familia.
No deja de llamar la atención cómo desde la dramaturgia y la dirección de Diego Faturos se recurre a una multiplicidad de recursos y géneros –que van desde la comedia al drama, con unos cuantos puntos de contacto con el grotesco-, que atraviesan a un relato esencialmente coral. En Aurelia Norte, en sus mejores momentos, se siente y palpa al pueblo, no sólo por la gran cantidad de personajes –representando distintos esquemas y estereotipos-, sino por los numerosos espacios que van surgiendo en el escenario, a través de una puesta sumamente dinámica. Eso no le quita a la obra climas donde prima lo claustrofóbico: lo que se va apreciando es una comunidad donde pareciera no haber salida sino es a través del quiebre más absoluto.
Con su amplitud de temas y subtramas, es casi lógico que Aurelia Norte sea una obra despareja. Lo cierto es que en la obra se percibe una consciencia de esto, ya desde el mismo comienzo, con un ritmo sostenido y potente, que prácticamente no tiene explicaciones, obligando al espectador a seguir como pueda lo que está sucediendo. En muchos pasajes, el texto encuentra el equilibrio requerido entre un humor que no le teme a la brusquedad y el patetismo, y el drama hecho y derecho, con unas cuantas tragedias anticipadas y vínculos imposibles de recomponer. En otros, el relato pierde el rumbo y las piezas no terminan de cuajar entre sí, quedándose en el trazo grueso –en especial en algunas escenas marcadas por la promiscuidad- o la ingenuidad en el diagnóstico moral.
Aún así, Aurelia Norte es una obra con un vigor poco usual y que trata de expandirse permanentemente, empujando límites, embistiendo con todas sus fuerzas, sin temores ni pruritos. No es de extrañar entonces que ese pueblo y sus habitantes, con sus idiosincrasias y convicciones tan particulares cobren vida propia, estableciendo un diálogo con el público tan incómodo como necesario.
Dramaturgia: Diego Faturos Actúan: Mariela Barcos, Carlos Bembibre, Sebastián De Vega, Camila Fernández, Jorge Fernández Román, José Frezzini, Luli Krüsemann, Malena López, Mariana Mollo, Lizzy Pane, Julia Pinedo, María de los Ángeles Yebra, Johanna Zapaterra Vestuario y Escenografía: Eliana Itovich Diseño de luces: Lucia Feijoó Fotografía: Christian Inglize Diseño gráfico: Bruno Lancellotta, Verónica Martorelli Asistencia de dirección: María Tibi Dirección: Diego Faturos Duración: 75 minutos Sala: Timbre 4 (México 3554 – CABA) – Sábados a las 23:15. Hasta el 29 de agosto.