Muy Buena
Los cuerpos desgarrados de los amantes
Por Mariana Jaqueline Ramirez
Caminando por las calles del viejo barrio de La Boca, se vislumbra una arquitectura vieja y moderna, calles adoquinadas, mucho colorido y en los últimos meses de pre elección predomina el azul y oro de la Bombonera. Pero además de todo esto, es un barrio muy artístico que cuenta con varios centros culturales ubicados en los lugares más recónditos, extravagantes y menos pensados, como es el caso de Querida Elena (Pi y Margall 1124). Una vieja casona transformada en un espacio exclusivo para al arte, con una peculiar sala de teatro y varios ambientes que dan placer e intriga al recorrerlos -a tal punto que uno no quiere salir hasta del baño-.
Pues que este espacio que dispara arte se impregna en Tristán e Isolda, escrita en 1993 por el dramaturgo chileno Marco Antonio de la Parra. La puesta se encuentra dirigida por Valeria Arévalos, quien con pocos elementos transforma a esta obra para dos actores en algo impactante y deja al público pensando sobre el polémico tema en cuestión.
Lo primero que conmociona es el ruido de la lluvia y la iluminación, que es semi cenital; desparramados por el espacio están dos cuerpos, una mesa con sus sillas, algunos elementos connotativos y un fondo rojo. Éste refuerza la pasión, y es acompañado por el sonido, de este modo es importante destacar dos elementos: el primero, precisamente el sonido, que está correctamente utilizado y se relaciona con el segundo de los elementos, la iluminación, conformando así una unidad. Ambos componentes aquí son fundamentales: no sólo acompañan los diálogos de los personajes sino que ayudan a la construcción de sentido de la puesta.
Es que los Tristán e Isolda que se ponen en juego gustan y a su vez duele verlos sufrir, porque son amantes correspondidos pero con la culpa a pleno. Con escenas que provocan excitación, felicidad y tristeza, en verdad la obra se constituye como un cúmulo de sensaciones.
Pero este trabajo no podría ser posible sin las correctas interpretaciones de Mariela Zomeg y Hernán Isusi Paz, que con contados elementos van transformando constantemente la corporalidad de sus personajes. Esta pareja representa plenamente un amor verdadero pero traspasado al plano de los amantes, y acaso ¿el amor de los amantes no es más verdadero y pasional que los otros amores establecidos? Pues bien, esta desventura amorosa tomada de la leyenda medieval aplica a nuestra contemporaneidad, donde prima lo rápido y pasajero.
En pocas palabras, esas son las principales líneas que se trabajan en esta pieza que vale la pena espectar. Tristán e Isolda permanecerá en cartelera hasta fines de noviembre, todos los sábados a las 21:00 en este barrio histórico y en este espacio -misterioso- digno de visitar.
Intérpretes: Mariela Zomeg, Hernán Isusi Paz Autor: Marco Antonio de la Parra Diseño de luces: Ricardo Sica Diseño de sonido: Mariana Emiliozzi Máscaras: Lucía Lossada Escenografía y vestuario: Grupo Tanta Sangre Asistente general: Mariana Emiliozzi Dirección: Valeria Arévalos Sala: Querida Elena (Pi y Margall 1124 – CABA) – Sábados a las 21:00.